domingo, 14 de octubre de 2012

Pequeño manual de un boceto de cineasta. Capítulo 3: El clima

Matías Bastino es un gran amigo, compañero del secundario y, como yo, estudia cine. Si bien vamos a diferentes universidades, muchas veces nos llamamos para ayudarnos en nuestros proyectos.
El hecho es que él decidió llamarme para que fuera el Asistende de Dirección de un videoclip que quería dirigir. Había una canción, un cover de "Eleanor Rigby" hecho por la banda Sebastian Zaus & The Suplentes y surgió la idea de contar una historia que transcurría durante un casamiento.
En vistas a que el proyecto tenía que filmarse muy rápido y que se aproximaba el mes de Agosto, di el siguiente consejo:

"Maty, que sea un casamiento al aire libre, vamos a conseguir más fácil la locación y, además, Agosto es el mes menos lluvioso del año. Salvo por la última semana que viene Santa Rosa que es una tormenta tan dura, justamente, por el hecho de que no llueve en todo el mes."

Bueno, primer dato importante: Según Wikipedia JUNIO es el mes menos lluvioso del año.

Las cosas se empezaron a dar como queríamos. La idea era muy divertida. El casting gustaba. El equipo técnico prometía un gran laburo.
Fuimos 3 fines de semana seguidos a la locación por distintos motivos y siempre nos tocaron días soleados. Idénticos al día que imaginábamos para el video.

No podíamos filmar los domingos, así que pusimos fecha de rodaje: Sábado 4/8.

Si mal no recuerdo, Juan Fernández, nuestro DF y Cámara, la última vez que fuimos dijo "Ojalá el sábado que viene sea un día igual a este", a lo que respondí "Yo ya no juego más a tirar pronósticos porque la última vez la pegué y me quise morir".

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Esto exige un flashback:
Abril de 2010 primer reunión de Pre producción de mi cortometraje "La nueva enfermedad".
-Bueno, chicos, la idea es que cuando salgamos a la calle sea un día bien soleado, con el cielo completamente despejado, para que el contraste entre lo que hay en el interior del departamento y el exterior sean muy notorios.

Todos se ponen a anotar y yo, impaciente y con ganas de seguir hablando, porque siempre quiero acotar algo, digo:

-Igual es obvio que quiero esto, pero que el día del rodaje va a estar horrible, bien nublado y es más, seguro llueve.

Un mes después, pude apreciar exactamente el día que describí en mis últimas palabras.
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Yo noté que los pronósticos decían que si bien el día ese no iba a llover, prácticamente todos los días previos de la semana, si.

Dicho y hecho.

A mi no me parecía grave, pero el problema fue lo que llovió el viernes. Terrible, el mundo se vino abajo. Y eso llevó a que postergáramos el rodaje una semana.

Semana que fue exactamente igual a la anterior.

Por lo cual, se nos daba una oportunidad de filmar: la última oportunidad, el finde largo.
Nos preparamos para filmar el 18/8 y en caso de que sucediera lo mismo que nos venía sucediendo desde hacía 2 semanas, teníamos el día 20/8.

No hace falta que aclare que volvió a suceder lo mismo, pero de todos modos aprovechamos el sábado para filmar a la banda tocando en la locación y, finalmente, el día Lunes 20/8 pudimos filmar nuestro querido videoclip de "Eleanor Rigby" por Sebastian Zaus & The Suplentes.

Segundo dato importante: Respecto a las lluvias del mes de agosto una nota en el diario La Nación dice mucho: "Fue el agosto más lluvioso en 90 años" (http://www.lanacion.com.ar/1505769-fue-el-agosto-mas-lluvioso-en-90-anos).

En vistas a que estuvimos haciendo una serie de presentaciones del video para la gente que laburó en él, dejo el Teaser para quién quiera ver un pequeño adelanto.


lunes, 28 de mayo de 2012

Pequeño manual de un boceto de cineasta. Capítulo 2: "La pesadilla"

Hace poco estaba pensando en si es correcto pensar que mis ganas de estudiar cine, y específicamente las de ser director, tienen su origen en una clase de teatro de la secundaria, allá por el año 2002, para la cual tuve que preparar una pequeñísima obra de 3 escenas con los excesivamente rudimentarios conocimientos que tenía. Era muy sencilla: un actor que buscaba trabajo recibía un llamado para hacer un casting para un papel insignificante en una película. En la sala de espera conocía a otro joven que también había sido llamado para el papel. Se tiraban bronca, uno intentaba arruinar la audición del otro. Recuerdo frases como "trabajé en Titanic...soy el que se choca contra la turbina", pero no mucho más. El guión, por suerte, se perdió; pero dentro de todo siempre me quedó en la cabeza el recuerdo de que aquel ejercicio tuvo bastante que ver con la idea de dirigir.
Podría terminar todo acá; pero no. El sueño de mi vida no puede ser producto de un hecho aislado que pasó hace 10 años. Debe haber algo más, algo que le de contenido a la cuestión.
Un año antes yo iba a la escuela en otro horario, por lo cual mi profesor de teatro no era el mismo. Éste plateó la última mitad del año del siguiente modo: clase a clase había que realizar improvisaciones. ¿Y quién era el que semana a semana pensaba las ideas para su grupo? Exacto; yo. No era el director de mi grupo (porque se suponía que no lo había), pero por ahí andaba.
Ahora, lo correcto sería recordar que antes de eso escribía mucho. Pero mucho. Tengo cuadernos llenos de cuentos. En su mayoría, de Ciencia Ficción y Terror. En su mayoría, películas deformadas. Es decir, películas que había visto y que yo pensaba que tenían que ser de otro modo. Entonces escribía sobre personajes con otros nombres que eran sometidos a una situación similar a la del film en cuestión, pero con otros matices. Esos cuentos solo tenían un lector posible: Yo. Y no pretendía más. 
Cuándo la escuela primaria me pedía un cuento era todo distinto, pensaba una historia. Lo cargaba de elementos para hacerlo llamativo. Ansiaba generar en mis compañeros ganas de escucharlos. Algunas veces salía bien, a la maestra le gustaba, me ponía nota alta, pedía que lo leyera en voz alta y me aplaudían; otras no pasaba nada, y debo admitirlo: eso no me gustaba nada.
Hoy en día si hay una fiesta, una reunión o una cena, y siento que no dije nada y veo la oportunidad de hablar, me surge la necesidad de contar una anécdota, muchas de ellas, historias en las que no quedo muy bien parado, pero que, como si me encantara enterrarme vivo, disfruto mucho. No lo puedo evitar. Siempre tengo alguna, de lo que sea. Y siempre tienen como una suerte de estructura que las hace llevaderas. Sin olvidar, que hasta me permito dejar puntas para contar alguna en el futuro. 
Esa pavada, puede que sirva para llegar a la cuestión de que siempre me gusto contar historias. Siempre. Sean mías o de otros, siento un enorme placer en contar a mi manera un hecho chico o grande; real o ficticio. Y gracias a eso casi puedo precisar donde se vio por primera vez esto en mi. A los 4 o 5 años solía ver la publicidad de las películas de Freddy Krueger en la tele. Las pasaba Canal 13, siempre en un horario en el que yo dormía. Por ende, no las veía. Pero como me causaba mucha curiosidad una vez le pregunté a mi mamá "¿qué es eso?". Su respuesta fue: "Es un hombre que hace que la gente tenga pesadillas". Viendo con ese dato nuevamente las publicidades, no tardé en notar que mataba a la gente en las pesadillas. Claramente lo siguiente tiene una mezcla de todo lo que escribí en este post, es decir, reunía a la gente a mi alrededor y les hablaba sobre una película que nunca había visto pero que la contaba como si me la supiera de memoria. Y es que si, me la sabía de memoria, porque no era "A nightmare on Elm Street" de Wes Craven; era "La pesadilla" de Maxi Torres y estaba mucho mejor que la otra, porque esta no la pasaban a la hora en que estaba durmiendo, esta la veía en mi cabeza cada vez que encontraba un público al que contársela. 

domingo, 25 de marzo de 2012

Pequeño manual de un boceto de cineasta. Capítulo 1: "Impresiones sobre un corto terminado"

"El último cigarrillo" finalmente está en condiciones de ser mostrado, así que hace un par de semanas que ando mostrándolo para recoger opiniones al respecto y asegurarme de que se entiende, porque, obviamente, siendo el guionista y director del mismo, para mi siempre se va a entender. El punto es que hace unas semanas me junté con un amigo director para ver un laburo en el que fui su asistente y me pareció una buena oportunidad para buscar su opinión. Se nos unió una amiga, apagamos las luces y nos pusimos a verlo. Al terminar, mi amigo me miró y dijo "¿Podemos verlo de nuevo?". Lo volvimos a ver, en el mismo silencio que la primera vez. Yo sentí una sensación incomoda a lo largo de los cinco minutos de duración que tiene.

El corto les gustó; les creí. Pero se notó que no la habían pasado bien y eso, en esta ocasión, era una buena señal. Al fin y al cabo es lo que buscaba transmitir. Para entender esto vamos a necesitar hacer dos viajes en el tiempo. El primero a Noviembre de 2010; el segundo, a algún momento entre 1998 y 1999.

En Noviembre de 2010 surgió la historia. Necesitaba una idea para una materia de la facultad y aquella que tenía escrita no me gustaba, era una comedia y yo no me sentía de humor como para encararla. Yo tenía la sensación de que había algo en mi vida que no iba a cambiar nunca y en esos días estaba aceptando que no era así. Y dolía, dolía mucho. Era el fin de una relación que me había hecho muy bien y temía no poder vivir sin ella. El hecho es que estaba tirado en mi habitación, tenía una hoja a la que iba llenando de diversos descargos respecto a mi situación. Pero no surgía nada para filmar.
Pensé que algo de música no iba a venir nada mal. Y nótese lo bien que me sentía que el disco que agarré fue "Say no more" de Charly García.
Como si ese disco hubiera despertado algo en mi que estaba dormido, comencé a escribir una idea que esa misma noche tomó forma. Eso fue "El último cigarrillo".

Pero "Say no more" me lleva al segundo viaje necesario para completar la historia. Es que cuando era chico, todos los sábados a la mañana tenía un ritual con mi viejo. Me levantaba temprano, salía al puesto de diarios y compraba la Revista Noticias (si...todos tenemos una mancha en el pasado ja) porque venía una colección de compilados de Rock Nacional en cd. Llegaba a casa y desayunaba con mi papá escuchando el disco del día. Un día esa colección se terminó, ahí empecé a poner mis cassettes, como para no perder la costumbre. Era para mi un modo de mostrarle a mi viejo cuáles eran mis gustos. Siempre que terminaban los discos ambos quedábamos contentos, alegres. Casi siempre gustaba lo que escuchábamos. Pero un día, un vecino me prestó "Say no more". Me pasé toda la semana escuchándolo. Creo que primero porque se trataba de un disco de Charly García quien era (y es) mi ídolo, y segundo porque había algo en ese disco que no se parecía a nada de lo que tenía entre mis cassettes. Me atrapaba lo raro que era, lo oscuro que sonaba. El sábado de esa semana decidí ponerlo, cuando terminó los dos estábamos en silencio. Mi papá dijo "Eso fue raro, poné algo para cambiar el clima". Me sentí un tanto incómodo, era la primera vez que pasaba y pocas veces volvió a pasar (más que nada porque con el tiempo aprendí que no todo lo que yo escuche le va a gustar a mi viejo).

Esa sensación de hace casi 15 años fue la que sentí el día que les mostré "El último cigarrillo" a mis dos amigos. Sensación que es un acierto. Es la señal de que el corto está transmitiendo una parte del sentimiento que me envolvía en el momento en que apareció la idea. Pero también en el clima que mantuve en las correcciones, obligándome a hacerlo en lugares que me traían recuerdos que en ese momento eran dolorosos. Después, puedo quejarme de veinte millones de cosas que no me gustan, que hubiera preferido hacer de otro modo y etc, pero ese acierto hace valer la pena el corto. Me propuse un objetivo y lo cumplí. Gracias a eso y algún que otro acierto más, dejé de sentirme alguien que simplemente ama el cine y empecé a sentirme esta cosa rara que seguramente voy a ser muchísimos años: Un boceto de cineasta.

Sección "Pequeño manual de un boceto de cineasta"

Nueva sección.
Mi vida se encamina hacia un gran proyecto y siento la necesidad imperiosa de contar algo de todo esto que lo acompaña. De allí nace el "Pequeño manual de un boceto de cineasta".


"Pequeño", porque es un modo de atajarme si llega a pasar que esto nunca lo actualizo.

"Manual", porque tengo la impresión de que capaz pueda llegar a decir algo últil para otros que están en situaciones similares. Pero si todo en la vida fuera como uno presiente, todo sería distinto, ¿no?

"Boceto de cineasta", porque hay un larguísimo camino hacia esa palabra que no me atrevo a poner ni en mayúscula, pero que es hacia a donde apunto alguna vez llegar, o al menos acariciar.


Hechas las aclaraciones necesarias, doy por inaugurada la nueva sección.

martes, 10 de enero de 2012

And watch the world spinning gently out of time

(o como jugar a ser otro para darme un consejo)

Siempre tarde, siempre. Aunque sea por milésimas de segundos, nunca llegás a cortar el cable verde (o el rojo…o el azul, nunca se cual es). La explosión lo devora todo a su paso y vos estás parado, ahí, mirando como todo se cae abajo.

Es tarde, porque creés que todo se puede predecir y por lo tanto, podés adelantarte a los hechos, evitarlos. Pero olvidás que siempre aparecen factores cuasi azarosos para modificarlos; para enseñarte que si la vida pudiera ser predicha sería tan aburrida que no tendría gracia vivirla.

Soberbio, como siempre. Te arrojás a una pileta que seguramente alguna vez tuvo aquel líquido esencial para la existencia; pero hace tanto tiempo que está vacía.

Deberías familiarizarte más con aquel fondo descascarado en el que terminás estrellado.

Todo parece conspirar a tu favor, es verdad. Pero tenés que limar ciertas cosas. Cuando llegás al borde de todo lo que avanzaste, no te des vuelta y te contentes con lo que tenés, hay que aspirar a más. Capaz algún día aprendas a llegar a tiempo, o te des cuenta, que si no sabés qué cable cortar es porque no sos el indicado para tamaña tarea.

Bah, me parece, ¿no?