domingo, 25 de marzo de 2012

Pequeño manual de un boceto de cineasta. Capítulo 1: "Impresiones sobre un corto terminado"

"El último cigarrillo" finalmente está en condiciones de ser mostrado, así que hace un par de semanas que ando mostrándolo para recoger opiniones al respecto y asegurarme de que se entiende, porque, obviamente, siendo el guionista y director del mismo, para mi siempre se va a entender. El punto es que hace unas semanas me junté con un amigo director para ver un laburo en el que fui su asistente y me pareció una buena oportunidad para buscar su opinión. Se nos unió una amiga, apagamos las luces y nos pusimos a verlo. Al terminar, mi amigo me miró y dijo "¿Podemos verlo de nuevo?". Lo volvimos a ver, en el mismo silencio que la primera vez. Yo sentí una sensación incomoda a lo largo de los cinco minutos de duración que tiene.

El corto les gustó; les creí. Pero se notó que no la habían pasado bien y eso, en esta ocasión, era una buena señal. Al fin y al cabo es lo que buscaba transmitir. Para entender esto vamos a necesitar hacer dos viajes en el tiempo. El primero a Noviembre de 2010; el segundo, a algún momento entre 1998 y 1999.

En Noviembre de 2010 surgió la historia. Necesitaba una idea para una materia de la facultad y aquella que tenía escrita no me gustaba, era una comedia y yo no me sentía de humor como para encararla. Yo tenía la sensación de que había algo en mi vida que no iba a cambiar nunca y en esos días estaba aceptando que no era así. Y dolía, dolía mucho. Era el fin de una relación que me había hecho muy bien y temía no poder vivir sin ella. El hecho es que estaba tirado en mi habitación, tenía una hoja a la que iba llenando de diversos descargos respecto a mi situación. Pero no surgía nada para filmar.
Pensé que algo de música no iba a venir nada mal. Y nótese lo bien que me sentía que el disco que agarré fue "Say no more" de Charly García.
Como si ese disco hubiera despertado algo en mi que estaba dormido, comencé a escribir una idea que esa misma noche tomó forma. Eso fue "El último cigarrillo".

Pero "Say no more" me lleva al segundo viaje necesario para completar la historia. Es que cuando era chico, todos los sábados a la mañana tenía un ritual con mi viejo. Me levantaba temprano, salía al puesto de diarios y compraba la Revista Noticias (si...todos tenemos una mancha en el pasado ja) porque venía una colección de compilados de Rock Nacional en cd. Llegaba a casa y desayunaba con mi papá escuchando el disco del día. Un día esa colección se terminó, ahí empecé a poner mis cassettes, como para no perder la costumbre. Era para mi un modo de mostrarle a mi viejo cuáles eran mis gustos. Siempre que terminaban los discos ambos quedábamos contentos, alegres. Casi siempre gustaba lo que escuchábamos. Pero un día, un vecino me prestó "Say no more". Me pasé toda la semana escuchándolo. Creo que primero porque se trataba de un disco de Charly García quien era (y es) mi ídolo, y segundo porque había algo en ese disco que no se parecía a nada de lo que tenía entre mis cassettes. Me atrapaba lo raro que era, lo oscuro que sonaba. El sábado de esa semana decidí ponerlo, cuando terminó los dos estábamos en silencio. Mi papá dijo "Eso fue raro, poné algo para cambiar el clima". Me sentí un tanto incómodo, era la primera vez que pasaba y pocas veces volvió a pasar (más que nada porque con el tiempo aprendí que no todo lo que yo escuche le va a gustar a mi viejo).

Esa sensación de hace casi 15 años fue la que sentí el día que les mostré "El último cigarrillo" a mis dos amigos. Sensación que es un acierto. Es la señal de que el corto está transmitiendo una parte del sentimiento que me envolvía en el momento en que apareció la idea. Pero también en el clima que mantuve en las correcciones, obligándome a hacerlo en lugares que me traían recuerdos que en ese momento eran dolorosos. Después, puedo quejarme de veinte millones de cosas que no me gustan, que hubiera preferido hacer de otro modo y etc, pero ese acierto hace valer la pena el corto. Me propuse un objetivo y lo cumplí. Gracias a eso y algún que otro acierto más, dejé de sentirme alguien que simplemente ama el cine y empecé a sentirme esta cosa rara que seguramente voy a ser muchísimos años: Un boceto de cineasta.

Sección "Pequeño manual de un boceto de cineasta"

Nueva sección.
Mi vida se encamina hacia un gran proyecto y siento la necesidad imperiosa de contar algo de todo esto que lo acompaña. De allí nace el "Pequeño manual de un boceto de cineasta".


"Pequeño", porque es un modo de atajarme si llega a pasar que esto nunca lo actualizo.

"Manual", porque tengo la impresión de que capaz pueda llegar a decir algo últil para otros que están en situaciones similares. Pero si todo en la vida fuera como uno presiente, todo sería distinto, ¿no?

"Boceto de cineasta", porque hay un larguísimo camino hacia esa palabra que no me atrevo a poner ni en mayúscula, pero que es hacia a donde apunto alguna vez llegar, o al menos acariciar.


Hechas las aclaraciones necesarias, doy por inaugurada la nueva sección.