martes, 22 de noviembre de 2011
A.M.
domingo, 13 de noviembre de 2011
Can you see the real me?
Algunas veces, ciertos actos que repetimos a lo largo de un pequeño período de tiempo, construyen diferentes versiones de nosotros.
Versiones que se apoderan de nuestras vidas.
Que van a trabajar por nosotros.
Que rinden exámenes y hasta se toman el atrevimiento de salir con aquella chica que creíamos que sólo existía en sueños.
Muchas veces no nos damos cuenta de esta situación y seguimos nuestras vidas tranquilos. Hacemos lo mismo de siempre, frecuentamos los mismos lugares, hablamos con la misma gente. En fin, vivimos sin darnos cuenta que ese otro anda dando vueltas. Recorre nuestra ciudad vendiendo imágenes de quienes seguramente alguna vez fuimos (porque sería hipócrita negarlo), pero que hace tiempo que no somos.
Por si le interesa a alguien, ese es uno de mis mayores miedos: temo que no puedan ver al verdadero yo, aquel que siempre quiere tomar el camino de las espinas porque encuentra el placer en ver brotar esas gotas de sangre que le marcan que aun está vivo y que por ello está en perpetuo cambio.
Que aun puede seguir buscándose y encontrándose una y otra vez.
Y sufriendo, porque siempre se sufre, porque sino esa mueca que las convenciones llaman “sonrisa” no tendría el más mínimo valor cada vez que se hace presente.